Sunday, February 06, 2011

de fervientes lecturas

Antes de que comenzara este año hice una lista de libros para leer en 2011. Es decir, mis lecturas siempre son muy random, van desde impulsos e intereses efímeros hasta la persecución enloquecida de temas vitales. En ese gran ínter también leo literatura de ficción y poesía. Y es en esto último que mi indisciplina lectora toma lo que va cayendo. Por ello decidí enlistar una serie de títulos de literatura de ficción que debo leer. La búsqueda inició desde diciembre y he tenido la fortuna de encontrarlos en librerías (nuevas y de segunda) en línea. Esta lista de libros no son sólo los que leeré en 2011, sino que no me perdonaría pasar un año más sin leerlos; lo que caiga irá en adición a esta lista. Casi todos son autores noveles o literatura contemporánea que me ha sido difícil encontrar en esta esquina del mundo.

Para mi suerte, dos de los autores de mi lista son compañeros de editorial, amigos y narradores cuya búsqueda prosística encuentro cercana a la mía.

Mala Fe Sensacional de Luis Panini (FETA, 2010).

No tenía el gusto de conocer a este autor regiomontano, hasta hace apenas unos meses, vía Facebook. Inmediatamente me avoqué a buscar su trabajo y encontré Terrible Anatómica (Conarte, 2009), libro de cuentos ganador del Premio Nuevo León de Cuento 2008. Casi inmediatamente, Luis y yo nos conocimos en Colima. Coincidimos primero en el aeropuerto de Guadalajara en el que, gracias a la espera de otro de los autores invitados al evento al que asistiríamos, pudimos platicar un par de horas. Me regaló su Mala Fe Sensacional y yo le regalé mi libro. Tiempo después me reencontré con un autor de narrativa sorprendente y aguda, quirúrgica. Con cuentos que llevan las historias desde la rutina hasta lo sensacional; la Mala Fe de todos los días expuesta en pequeños capítulos vitales y/o giros argumentales. Imágenes climáticas y siniestras sacadas de la más terrible monotonía. Tuve un impacto de familia, una sensación de pena ajena y también un reconocimiento de mí misma confrontada con su escritura. Me recordó un poco (o un mucho) a mí y mis búsquedas en las historias, en la ficción. Pero también tuve remembranzas esporádicas de la narrativa de la generación de los Burned Children of America: la limpieza de la escritura contrastada con el híperbarroco de los paisajes. No me quedo conforme y he de ir hacia la felicidad clandestina y procastinada que representa la lectura de su anterior libro Terrible Anatómica.

+ de Luis Panini aquí


Moho de Paulette Jonguitud Acosta (FETA, 2010).

Autora hasta hace unos meses desconocida para mí. También coincidimos en Colima y ahí tuve la oportunidad de compartir mesa de lectura con ella. Escuché parte de su novela Moho y me dieron muchas ganas de leer más. Por el entonces su libro aún no circulaba; tiempo después fui a buscarlo a la librería (en varias ocasiones) hasta que finalmente lo encontré. Sabía más o menos de qué iba la novela pero el unir el esqueleto de los capítulos cuando apenas se tiene el espíritu de una médula, se convirtió en una lectura gozosa y contenta de encontrar a otra autora que con la herramienta única de la prosa puede introducirnos en escenografías surreales y ácidas, maravillosas y efectistas en donde las metáforas trasgreden la frontera de lo literal. El cuerpo como excusa de la vida y la hidrosimbología de sus consecuencias: el moho. Una mujer a la que comienza a salirle una verdosa mancha de vegetación capilar sobre la pierna y la reconoce nada ajena al hongo que crece en los azulejos de su baño. No diré más. A esta autora hay que leerla y seguirle la huella en sus proyectos venideros. Sólo diré que la disfruté muchísimo.

+ de Paulette Jonguitud aquí

En ambos casos una especie de fe (de ésa que decía Borges) me saturó de ideas. La complicidad y la alegría de encontrarse en medio de la multitud y saber que no se está del todo solo.