Thursday, August 13, 2009

Microinjusticias mundanas

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El miércoles 30 de septiembre de este año de gracia, en El Palacio de los Rebotes, Placebo estará presentando su nuevo material Battle For The Sun. Uhm, ¿qué puedo decir? No voy a ir; sí, no voy a ir y me gustaría decir que es porque no tengo dinero o porque es lejísimos. Pero no, es en el DF (y he planeado mentalmente mi viaje al DF por toda la Península de La Baja y luego cruzar en ferry hacia Sinaloa, luego todo el Pacífico hasta el centro y al final un bus al DF) y preciso tengo una visita pendiente. El pequeño detalle es que ese día (esos días) tengo un compromiso en mi pueblito natal, ondas de corte literario que ya había pactado. Sí, claro, puedo ser la gran hideputa y sordearme y ayudar un poco a las leyes del karma pero tampoco porque desgraciadamente soy una ser humana en vías de mejorar. Mi pregunta es, ¿por qué no van a Monterrey Los Placebo? Siempre han ido en todas las giras: DF, Guadalajara y Monterrey. ¿Por qué esta vez no?
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Me encantaría entrar a este concierto con mi hermana (como siempre en todos los conciertos), comprar una cerveza y espectar qué pasará en las próximas horas y minutos. Platicar, bailar y cantar; la espera de un concierto siempre es un buen sitio para tener una charla familiar; hablar de los planes a futuro, de los chismes parentales, hacer bromas en torno a, ver gente, picosear, paletear y orinar (esto último es de suma importancia, me caga que me dén ganas de ir al baño cuando estoy en pleno concierto, generalmente prefiero que se me estríe la vejiga). Cantar en todo el concierto, gritar y gritar y gritar y saltar y rockear y gritar más hasta la afonía. Al final abrazarnos y decir que fue un gran concierto, amo a Brian / ya sé: me too. Comprar una camiseta (ahuevo, i love this ritual) del concierto que date la fecha y la ciudad, algunas calcas para los amigos ausentes, pines, quizá una taza o el dvd en algún sitio impronunciable. Pero no. Probablemente ese día esté leyendo en algún museo, compartiendo mesa con otros escritores, sobre una tarima decorada con dos arreglos florales y veinte personas escuchando (o fingiendo escuchar), de las cuales el 71% es parte del staff del comité organizador del evento. Y yo, yo querré rockear por dentro, organizar un concierto interno entre las vísceras, con riffs que reverberan en la acústica intestinal, mientras leo alguna de esas mamadas que escribo. Y en el medio, en el centro de mí, alguien estará con su hermana gritando y saltando al ritmo de Devil In The Details [: For all of the songs (or stories) i hope to write someday / looks like the devil is here to stay. Looks like the devil is here to stay] y al final saldrán juntas a comprar una camiseta de un concierto gástrico, mientras dicen que todo fue genial y que ojalá algún día les toque verlos en Inglaterra, en algún estadio londinense en vez de en un cuerpo que finge que lee.


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{{{ A r g h }}}


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pd. si alguien va y lee esto, cómpreme una calca y dígame si Devil In The Details está en el playlist del concierto, prometo valioso intercambio.