Sunday, March 30, 2008

Tati

Tati es mi hermana menor de 20 años. Nació con un dispositivo ochentero, mis padres decidieron no+hijos. Sólo seríamos Ricky y yo (Ricky es mi hermano mayor de 29). Pero nació mi hermanita. Quizá si de no haber nacido yo terminaría odiando a mi familia, emancipada a los 13.
La historia era así, mi padre, un empleadoequis, exhippie y mi madre graduada con honores de una clínica para los pioneros depresivos en Monterrey decidieron que se amaban. Ella, debido a sus ondas nunca había tenido un novio. Entons se juntaron a sus 22 y 24. Se casaron, hicieron una fiesta con un pastel de campanas ñoñas de betún y una comilona de barbacoa y asadas y cervezas y baile de luces (así dice mi mamá: fue baile de luces). Un año después nace el sujeto conocido en la actualidad como Ricky, chiflado y grosero porque es el primer hijo, nieto, sobrino. Cuatro años después llegué yo y Ricky nunca pudo perdonármelo. Así que viví durante cinco años pensando que los hermanos no quieren a sus hermanos por la competencia continúa de cariño. Adopté a mi primo Beto como mi hermano, quería un hermano, necesitaba uno. Necesitaba emplear mis conocimientos vitales de cinco años con alguien de tres. Luego, a esos cinco llegó Tati (en mi vida recuerdo pocos días pero los recuerdo completos, con detalles y todo y este es uno de ellos). Mi papá me llevó al kinder (se desafanaron de mí desde que tenía 3 años así que estudié tres años de kinder). Me dijo: tu mamá va a traer a tu hermanita mañana y todos la vamos a estar esperando porque es una niña bien bonita.
-¿y tú cómo sabes?
-porque tú eres hermosa y eres mía y ella también es mía y debe ser hermosa (sniff, esa clase de cosas decía mi papá, por eso a veces lo extraño). Claro, pensé, mi papá es muy inteligente, tiene lógica que mi hermana sea hermosa porque pues yo soy hermosa. Entonces esa noche del 11 de enero de 1988 soñé a mi mamá. Soñé que estábamos en la Capellanía (unas panaderías adheridas a Soriana en aquel entonces regiomontano). Que estábamos en la fila para el pan (tengo problemas con las panaderías, me olvidaron en una así que disocio cuando estoy en panaderías) y vi que mi mamá tenía una bebé cargada, ¿es mi hermanita? probablemente. Pero era de dona, sus piernas eran del material de las donas, así como churros, no le vi la cara, sólo las piernas. Y la mordí. Empecé a comerme a Tati mientras mi mamá distraída pagando el pan. La niña no dijo nada, se dejó comer, era como un acuerdo tácito: yo te como tú no lloras. Fue raro. Me dio tanta pena al despertar que nunca se lo conté a nadie. Luego almorzamos papas con huevo en unos platos de tupperware y fuimos en la sesentera ford celeste de mi papá por mi mamá y Tati. Me gustó cuando la vi. Me encantó, quería que fuera mi bebé y no de mi mamá. Pero tenía un defecto quizá de fábrica así que tuve que decirlo: la bebé tiene un hueco en la barbilla, un agujerito. Y lo toqué por si nadie se había percatado. Todos se rieron porque en mi familia yo soy la única que no tiene uno, es una pinche barba partida. Hace algunos años (quizá 6) le conté a Tati sobre mi sueño de su cuerpo hecho de dona y cómo me la comí. Y se carcajeó: es que ya tenías miedo de que yo fuera más chingona, ni pedo. Quizá, fue la única enseñanza de Ricky a mis cinco: defender el espacio que has ganado aunque eso implique comerte a tu onírica hermana de dona. Amo a mi hermana. Ella es mi familia. Ella es mía. Desde que tenía 10 la llevé de la mano a conciertos a cargar instrumentos a escuchar música. Le enseñé a leer novelas, cuentos, poemas a ver pelis. Y orgullosa la he visto teniendo charlas que ningún adolescente. Amo a mi hermana pero a media semana tumbó mi corazón al piso frío cuando dijo: "si vienes o no, está bien. La verdad ya no te extrañamos. Creo que al principio sí pero la familia ya se acostumbró a estar sin ti. Ricky dijo que a él le da igual si no te vuelve a ver en su vida" ¿qué qué? Ricky me vale un poco madres, a decir verdad. Pero Tati. Tati es mi Tati. Y anoche, después de toda esa basura de pelea hermanal y pese a nuestro orgullo de no hablarnos ni por messenger, me mandó un mensaje celular que dice: Te quiero mucho. Y vi un video y por eso me acordé de ti, besos.

Mi corazón brincó en saltitos. Y mi estómago hizo ruidos. Feliz entonces. Probablemente me apropié de mi hermana el 24 de diciembre de 1996, cuando antes de morir mi padre dijo: cuida mucho a tu hermana. Y dije sí y aunque suene a película joligudense, eso fue lo último que le oí decir. Al día siguiente lo velamos y yo llevaba unos nikes blancos con negro que él me regaló de navidad.